Santiago de Tolú, noviembre 4 del 2015
Señor
Tulio Patrón Parra
Alcalde electo de Tolú
La ciudad.
Cordial saludo.
Habiéndome enterado que, formalmente la autoridad (de Jure) electoral correspondiente, le entregó la credencial que lo acredita como alcalde electo del municipio, he considerado, en mi calidad de ciudadano, que dicha ocasión es singular oportunidad para dirigirme a usted, toda vez que a partir del próximo 1° de enero del 2016, su responsabilidad reviste tal trascendencia que, supera la mera condición personal del ciudadano común y corriente para dar paso al hombre público, sobre cuyos hombros -por mandato popular-, se soportará la suerte y el futuro inmediato de las gentes de este terruño.
Constitucionalmente, desde que se hicieron públicos los resultados de los escrutinios de los comicios del 25 de octubre pasado en el municipio, usted automáticamente adquirió la dignidad de primera autoridad, no de quienes votaron a favor de vuestra causa, sino de todos y cada uno de los ciudadanos del puerto. Y así lo deben entender los competidores que resultaron perdedores, por la salud de ellos y, por la salud de la convivencia democrática.
Como alcalde de todos, a usted le corresponde, traducir su programa de campaña política, en gestión de gobierno, en ejecutorias para el bienestar de sus gobernados en general, sin aquel nefasto y grosero equivoco de las roscas odiosos, que mediante la “discriminación partidaria”, excluyen del beneficio de las políticas públicas del gobierno (Estado) a quienes en ejercicio de su derecho a decidir libremente, optan por expresar sus preferencias políticas como sus ideas y opiniones.
Así ha sucedido en reiteradas situaciones, y acabó de suceder en plena campaña. Quizá fue ésta una de las razones por las cuales, la gente decidió castigar -y de qué manera-, a quienes desde el gobierno (poder) “jugaron con las necesidades de los más pobres”, obligándolos por “asedio o cerco económico” a votar por la maquinaria. Pero, la gente resultó más sabia que los avivatos que son predadores profesionales.
Como alcalde de todos, que cobija a los perdedores, la misión del gobernante conlleva un componente ético y pedagógico que debe ser su carta permanente de presentación que lo diferencie de las frondas barbáricas que con su solo actuar ofenden las buenas costumbres y el obrar cívico de una comunidad. Desde el saludo cordial a todos los ciudadanos, pasando por la defensa de los bienes del municipio que incluye los dineros públicos, hasta profesar respeto y consideración por la gente, no permitiendo el trato del otro como pordiosero a quien se le amaestra para que abra la mano. El trato ejemplar al semejante dice de cuanto nos respetamos a nosotros mismos.
En este mismo orden señor alcalde, la inversión en la gente, en su bienestar, trabajo, salud y educación y cultura, re-creación y deportes, como frentes de realización del programa de gobierno, al final de su mandato se podría mostrar una sociedad que se estima a sí misma y a la que no será necesario seguir corrompiendo mediante la “compra-venta del voto”, sino que aprenderá a movilizarse por las ideas de quienes hagan o formulen mejores propuestas para gobernar. He aquí la más grande trasformación que bien se podría lograr!!! Esto bien pudiera significar el acabose de las mafias electorales por sustracción de materia.
Y el hacer política con mayúscula se “abarataría”, devolviéndole la majestad a la misma.
De esta manera, la política además, no se reduciría al su solo componente electoral, y los debates no tendrían la vida efímera de la coyuntura eleccionaria.
Los asuntos del buen y mal gobierno, de las ideas y los proyectos, se darían a lo largo de cada período de gobierno. Algo así como una democracia permanente por vía de la participación libre de la gente en los asuntos públicos sin la mediación del interés económico personal, individual manejado por empresarios de la politiquería.
Con excepción de tiempos pretéritos, las más recientes décadas, que han sido un muestrario del empobrecimiento de la actividad política y de los partidos, particularmente en nuestro municipio, ha evidenciado el predominio del cortoplacismo de los aspirantes al ejecutivo municipal, como si lo que los moviera fuera, a no dudarlo, el vulgar interés por enriquecerse; luego, como por arte de magia, el liderazgo se disuelve en personajes anodinos. Para que siga la parranda de la miseria y la frustración de la gente!
Pudiera ser que con su buen gobierno, este sino trágico cesara. Y se iniciara una nueva temporalidad de hombres y organizaciones político-sociales visionarias, que contemplen la continuidad de proyectos que perduren a través de varios gobiernos, respaldados limpiamente por el fervor de los ciudadanos en los respectivos eventos eleccionarios.
Señor alcalde electo, Tulio Patrón P., que el trabajo denodado de su parte y de su equipo de colaboradores, le depare la mejor de las suertes. Evidentemente que si a su gobierno le va bien, a Tolú le ha de ir igualmente bien. No permita que Tolú padezca otra frustración. Sería desquiciante.
De usted, atentamente:
Ramiro del Cristo Medina Pérez
Santiago de Tolú, mocedades de noviembre - 2015